No ha sido tarea fácil quedarse con 15 lugares que ver en Estambul. La ciudad de las 3.000 mezquitas, única en el mundo por estar ubicada entre dos continentes: Europa y Asia. Un color: el azul de su mezquita más famosa. Un olor: canela. Un sabor: la carne de kebab. Una palabra que la defina: grandiosidad. Y dos sentimientos: placer por recorrer una ciudad con tanta historia y añoranza por querer volver.
Estambul tiene mucho más de lo que te imaginas. Bazares, mezquitas, rascacielos y baños turcos donde relajarse tras un largo día. Su antiguo hipódromo, cisternas que abastecían de agua a la ciudad y un palacio donde los sultanes otomanos dejaron claro dónde estaba la riqueza. Un harén en el que más de mil mujeres competían para ser la favorita del sultán. El Bósforo, ideal para hacer este crucero al atardecer. Y hasta turismo sanitario, donde muchos hombres viajan para hacerse implantes capilares a precios muy competitivos.
Hay lugares que se quedan grabados en la memoria. Yo sigo recordando como si fuera ayer mi llegada a Estambul, por la noche. Bajé del autobús en la plaza de Sultanahmet. A un lado, la Mezquita Azul iluminada. Al otro, Santa Sofía. Desde ese momento supe que mis expectativas se iban a cumplir con creces. Y así fue.
“Si la Tierra fuera un solo Estado, Estambul sería su capital” (Napoleón Bonaparte).
MAPA CON LOS IMPRESCINDIBLES QUE VER EN ESTAMBUL
Antes de contarte en detalle mis sitios preferidos de Estambul, te recuerdo que es muy importante viajar con seguro. Nunca pasa nada, hasta que pasa. Te lo digo por experiencia propia. Aquí te cuento cuál es el mejor seguro de viaje para Turquía, que es con el que viajo yo siempre.
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MIS 15 SITIOS FAVORITOS QUE VER EN ESTAMBUL
SANTA SOFÍA, EJEMPLO DE GRANDIOSIDAD
Acabas de llegar a Estambul y vas a conocer una obra maestra de la arquitectura que probablemente hayas visto en fotos cientos de veces. Antes de nada, te recomiendo hacer este free tour por Estambul o este tour privado por Estambul. También tienes esta oferta, que incluye Santa Sofía, la Mezquita Azul y un crucero por el Bósforo.
Uno de los sitios que verás en ambos tours es Santa Sofía (Haghia Sofia), que ha vivido un sinfín de cambios a lo largo de la historia. No queda nada de la primera iglesia del siglo IV que ocupó este lugar, pero sí hay trazas de la segunda, del siglo V, que se quemó en el año 532.
Por aquel entonces, Santa Sofía era una catedral ortodoxa, pero en el siglo XIII fue convertida en catedral católica. Unos 60 años después, volvió a ser ortodoxa hasta que en el siglo XV, los otomanos la convirtieron en mezquita. En 1935 la convirtieron en museo y desde 2020 es de nuevo una mezquita. Actualmente se puede visitar durante todo el día salvo en los cinco rezos diarios.
Llama la atención que se ha reforzado el exterior en numerosas ocasiones para poder soportar el peso de la enorme estructura. Cuando entres, mira hacia la cúpula de 56 metros de altura y entenderás por qué. Santa Sofía tiene dos pisos y cuenta con mosaicos bizantinos hechos con piezas de oro que representaban escenas bíblicas, medallones en las paredes con los nombres de personajes ilustres del Islam, mausoleos, urnas de mármol, etc. Sin duda, Santa Sofía es uno de mis dos edificios religiosos preferidos que tienes que ver en Estambul.
La entrada es gratuita. Aunque seguramente tengas que hacer cola sí o sí a cualquier hora, te recomiendo que vayas a primera hora del día. Yo entré relativamente rápido y la visité cuando todavía era museo. Por cierto, ¿sabías que la Catedral de Cristo El Salvador de Moscú está inspirada en la Catedral de Santa Sofía? ¿Y que en Sofía, la capital búlgara, también hay una Iglesia de Santa Sofía?
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MEZQUITA DE SÜLEYMANIYE, UNA GRATA SORPRESA
¡Increíble es poco! Aunque es menos conocida que Santa Sofía y la Mezquita Azul, la Mezquita de Süleymaniye fue un gran descubrimiento. Fue llegar y querer quedarme un largo rato para retener en mi memoria esta maravilla arquitectónica, que por cierto puedes conocer en este tour por el Estambul otomano.
En el exterior puedes visitar el cementerio, asombrarte con la grandeza de su estructura y asomarte a ver las vistas de la cascada de cúpulas con el mar de fondo. El emplazamiento es fabuloso. Se construyó, dominando el Cuerno de Oro, sobre el antiguo palacio Eski Saray entre 1550 y 1557.
Su interior atrapa, produce calma. Es de esos lugares que tienen algo especial, es difícil describirlo. Una vez más, me quedé alucinada con la altura de su cúpula. El arquitecto imperial Mimar Sinan, de origen armenio, supo muy bien cómo construirla para dejar a todo el mundo boquiabierto.
No dejan entrar durante el rezo. La entrada es gratuita y, como en el resto de mezquitas, tienes que quitarte los zapatos al entrar y las mujeres cubrirse la cabeza con un pañuelo. A mí se me olvidó llevar un pañuelo de casa y no tuve problema porque en la entrada te prestan uno. Probé a entrar con capucha, pero no coló.
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LA MEZQUITA AZUL, IMPONENTE Y AGRIDULCE
Viajar es conocer la historia y monumentos de una ciudad, pero también influyen mucho las sensaciones que tengas al visitarlos. Muchas veces en las guías de viaje y programas de televisión te cuentan solo el lado más amable de una ciudad y de pronto visitas ese monumento idealizado y te encuentras con ingratas sorpresas.
Yo llegué a Estambul con altas expectativas de la Mezquita Azul. Esta mezquita, que debe su nombre a los más de 20.000 azulejos de color azul que adornan la cúpula y la parte superior de la mezquita. Una auténtica maravilla. Es la única mezquita de seis minaretes en Estambul. ¿Quieres saber una curiosidad? La mezquita de La Meca también tenía seis y tuvieron que añadirle un séptimo minarete para que fuese LA MEZQUITA de las mezquitas.
Para mí lo mejor de la Mezquita Azul fue admirar su belleza por fuera y pasear por el Parque de Sultanahmet por la noche para ver la mezquita iluminada. ¡Sin palabras! Mi decepción vino cuando me esperaba encontrar un lugar de culto tranquilo y apacible. Nada más lejos de la realidad.
Hordas de turistas a tu alrededor, haces la cola kilométrica mientras te llueve a cántaros, esquivas los paraguas ajenos, ansiosos por clavarse en cualquier parte de tu cuerpo. Ya casi estás dentro de la mezquita (empapado es poco) y te encuentras otro tapón porque tienes que quitarte los zapatos y las mujeres cubrirse la cabeza con un pañuelo. Intentas que esto no te afecte porque vas a entrar a uno de los monumentos religiosos más importantes del mundo.
Una vez dentro, apenas puedes caminar de la cantidad de gente que hay, por no hablar de los turistas hablando a voz en grito. Mi recomendación es que intentes abstraerte (con mucho esfuerzo) o tu ilusión se verá eclipsada en un santiamén. ¡Una pena!
La entrada a la Mezquita Azul es gratuita y está abierta de 9 a 19 horas de lunes a domingo. Solo cierra durante las horas de rezo. Te recomiendo ir a primera hora de la mañana o reservar esta oferta en Estambul, que incluye la visita de la Mezquita Azul, Santa Sofía y un crucero por el Bósforo.
DORMIR CERCA DE SULTANAHMET
Te recomiendo que reserves en el Burckin Hotel. Yo me alojé allí y no pudo gustarme más, tanto el hotel como la zona. Este hotel está a escasos metros de la plaza de Sultanahmet, una de las mejores zonas donde alojarse en Estambul.
Tiene mucho ambiente, infinidad de restaurantes alrededor y desayunarás en una terraza acristalada con vistas panorámicas. Además, está súper bien conectado para ir al aeropuerto, ya que el autobús lanzadera sale también desde Sultanahmet, a tres minutos andando del hotel.
También me alojé en otro hotel que resultó ser un timo y que, por supuesto, no voy a recomendarte. En lugar de la habitación que habíamos reservado, nos metieron en otra porque estaban todas llenas y no daba crédito. De las fotos que yo vi en internet a lo que me encontré allí, sin comentarios. Así que si no te convence el Burckin Hotel (a mí me encantó), aquí tienes todos los hoteles en Estambul para que escojas tu preferido.
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COMER BOCADILLO DE CABALLA EN EL PUENTE GÁLATA
Me encanta viajar para hacer lo que hacen los locales. En el Puente Gálata hay muchos puestos donde te venden el famoso bocadillo de caballa por 15 liras turcas (2,2€). Sentarte y comerte el bocata mientras miras cómo los pescadores pescan desde el Puente Gálata, no tiene precio.
RELAJARTE EN UN HAMAM
Donde fueres, haz lo que vieres. ¿Qué tal te suena relajarte en un baño turco? El más famoso es el Hamam de Cemberlitas, Es un baño turco mixto, aunque las mujeres y los hombres van por separado a las salas. Su popularidad se nota en los precios, demasiado caro.
La mejor relación calidad-precio la tienes en el baño turco Aga Hamami. Puedes reservar aquí tu entrada al hammam, que incluye el uso de toallas y pareo, la limpieza y exfoliación con un guante de kessa y un relajante baño de jabón. También tienes la opción de contratar un masaje aparte. Si te animas, ya me contarás si los masajes turcos son tan duros como dicen. ¡Yo me quedé con ganas de probarlo por falta de tiempo!
VISTAS PANORÁMICAS DESDE PIERRE LOTI
Llegar a Pierre Loti no fue nada sencillo. Antes había un ferry que iba haciendo paradas en diferentes terminales, una de ellas junto a la famosa cafetería Pierre Loti. El ferry ya no está operativo y la opción que tienes es coger el autobús 99 desde una terminal de autobuses que hay al lado del Puente Gálata. Tienes que ir dirección Eyüp y bajarte en el cementerio de Eyüp (lo verás a mano izquierda en un cerro).
El trayecto cuesta 2,6 TL (0,40€). Una vez llegues, sube atravesando el cementerio y en la calle principal gira a mano derecha. Habrá mucha gente yendo al mismo sitio que tú, así que no tiene pérdida. Lo mejor, las vistas panorámicas desde la cafetería. ¡Un imprescindible que ver en Estambul! No te vuelvas sin visitarlo.
VIAJAR AL PASADO ENTRANDO EN LA CISTERNA DE BASÍLICA
A escasos metros de la plaza de Sultanahmet se encuentra la Cisterna de Basílica, también conocida como el “Palacio Sumergido”. Se construyó en el siglo VI durante el reinado del Emperador Justiniano.
Las cisternas son depósitos que se construyeron para que la ciudad tuviera reservas de agua en caso de ser atacada. Se descubrió al ver que había gente que sacaba agua, e incluso peces, bajando cubos a través de los agujeros de los sótanos.
Dentro de la Cisterna de Basílica se nota la humedad. Al principio no se ve con claridad porque hay poca iluminación. En total hay 336 columnas de más de 8 metros de altura. No te vayas sin ver las dos columnas con la cabeza de Medusa en la base. Según cuenta la leyenda, Medusa convertía en piedra a quien mirase, así que ¡cuidado! También tienes que ver la columna llorona (Crying Column), que tiene ese nombre porque está húmeda y parece que está llorando. La entrada a la Cisterna Basílica cuesta 20 TL (3€).
Te recomiendo tener paciencia con las colas. Justo en la Basílica Cisterna vi cómo un guía les cobró a una familia grande 50 TL por persona (7,5€) para saltarse la cola. Entraron solo 10 minutos antes que nosotros, así que juzga tú mismo si merece la pena.
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HACER UN CRUCERO POR EL BÓSFORO
Llevas todo el día caminando y te empiezan a doler los pies. Es el momento perfecto para hacer el crucero por el Bósforo y ver la puesta de sol desde el barco. El recorrido dura entre una hora y media y dos horas.
Como sabes, Estambul se encuentra a caballo entre Europa y Asia. Hacer el crucero por el Bósforo te permite ver el lado europeo en una orilla y el lado asiático en la otra. Por no hablar de los palacios y mansiones que se extienden por el estrecho que separa el Mar de Mármara del Mar Negro. Sin duda, las mejores vistas que ver en Estambul las tienes desde el barco.
Puedes reservar este crucero por el Bósforo al atardecer o esta oferta, que incluye el crucero, la visita de Santa Sofía y la Mezquita Azul. De todas formas, para ayudarte a elegir, he preparado este artículo sobre el mejor crucero por el Bósforo en Estambul y mi opinión personal.
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PALACIO DE TOPKAPI
Este enorme palacio de 700.000 metros cuadrados fue construido entre 1459 y 1465 por el sultán otomano Mehmed II. Entrar al Palacio de Topkapi te hace ver el poder que alcanzó Constantinopla como sede del Imperio Otomano. Desde este palacio los sultanes otomanos dirigieron su imperio durante 400 años (¡ahí es nada!).
El Palacio de Topkapi tiene cuatro patios y varios edificios en su interior. A mí me gustó especialmente el Pabellón de Bagdad (conmemora la conquista de Bagdad por Murat IV en 1639), el Pabellón de la Circuncisión, la Biblioteca de Ahmet III, el Tesoro (no te vayas sin ver el diamante del cucharero, de 88 quilates) y la cocina, entre otros.
Pero sin duda, la parte del Palacio de Topkapi que más me impresionó fue el harén. Era la residencia de las esposas, concubinas e hijos de los sultanes y estaba custodiada por esclavos eunucos negros. ¿Sabías que en el harén había también una cárcel para los hermanos del sultán para evitar problemas sucesorios? Yo me imaginaba perfectamente al sultán en el trono del Salón Imperial y a sus mujeres y concubinas sentadas alrededor.
Es increíble, pero en el harén había más de 1.000 concubinas. Eran esclavas traídas desde los rincones más remotos del Imperio Otomano y su objetivo era ser las favoritas del sultán y darle un hijo. En 1909 salió del harén la última mujer. No quiero ni imaginarme la mala vida que llevaban allí las no elegidas, que acababan estando al servicio de las favoritas del sultán y a la vez seguían intentando halagar al sultán para subir posiciones en el ranking y poder darle un hijo. En fin, bendito progreso.
La entrada al Palacio de Topkapi cuesta 60 liras turcas (9€) y entrar al harén cuesta 35 liras turcas (5,2€). Aunque es la entrada más cara de los sitios imprescindibles que ver en Estambul, merece la pena. Si prefieres no perder el tiempo haciendo cola, tienes esta entrada al Palacio de Topkapi sin colas o esta oferta, que incluye también el Gran Bazar de Estambul.
GRAN BAZAR Y BAZAR DE LAS ESPECIAS
El comercio siempre ha tenido mucha importancia en las ciudades que se encuentran entre Europa y Asia, así que Estambul no iba a ser menos. Aunque me pareció más auténtico el zoco que vi durante mi viaje a Marrakech o el que recorrí durante mi escapada de fin de semana a Rabat, reconozco que el Gran Bazar está más ordenado y es mucho menos agobiante. Los comerciantes de Estambul no interactúan en exceso contigo (cosa que agradecí) y puedes caminar por la maraña de calles con más tranquilidad.
En cada calle hay artículos de un mismo oficio. Caminas y ves tiendas de lámparas, en la calle de al lado solo hay alfombras, continúas y te encuentras con bolsos, joyas, objetos decorativos… Es súper recomendable visitarlo aunque no quieras comprar. De hecho, te aconsejo que las compras las hagas fuera del Gran Bazar para que te salga más barato. ¡Ojo! No te olvides de regatear.
También tienes que ver en Estambul el Bazar de las Especias. Más pequeño que el Gran Bazar, pero muy colorido por las especias que venden allí. Otra buena opción para llevarte un bonito recuerdo de Estambul y poner a prueba tu paladar con sabores exóticos.
RECORRER EL ANTIGUO HIPÓDROMO Y MARAVILLARSE CON SUS OBELISCOS
El caballo es uno de mis animales favoritos y me fascinó imaginarme las carreras de caballos en el antiguo hipódromo de Constantinopla. Construido en el año 200 d.c. y ampliado por el fundador de la ciudad, Constantino el Grande, sirvió como centro de entretenimiento durante más de 1.000 años. Algunos historiadores aseguran que cabían hasta 30.000 espectadores y otros cifran el aforo en 60.000. ¡Imagínate la extensión del terreno!
Aparte de las carreras de caballos, que era la atracción principal, también había espectáculos donde músicos, bailarines y acróbatas desplegaban sus dotes artísticas para el deleite del público. ¿Sabías que en la época romana había muchos días festivos para dar oportunidad a este tipo de actividades? Igualito que ahora…
Una de las cosas que más me llamó la atención de Estambul fue la antigüedad de sus monumentos. En el hipódromo, por ejemplo, se construyó antiguamente el Obelisco egipcio, la columna serpentina, la Columna de Constantino y la Fuente Alemana. Pues la buena noticia es que ¡han sobrevivido al paso de los años! No te olvides de asomarte a la base de las columnas. Verás que el suelo del hipódromo estaba 4 ó 5 metros por debajo de la superficie actual. ¡Muy curioso!
SUBIR A LA TORRE GÁLATA, UNA DE LAS TORRES MÁS ANTIGUAS DEL MUNDO
La primera Torre Gálata fue construida en el siglo VI por el Emperador bizantino Anastasio. En 1348 fue reconstruida por los genoveses y rebautizada con el nombre de “La Torre de Jesús”. Ahí donde la ves, esta torre ha sido restaurada en numerosas ocasiones por daños ocasionados por incendios, tormentas o demoliciones.
La Torre Gálata mide 69,90 metros de altura y llama la atención el diámetro de sus paredes (8,95 metros su diámetro interior y 16,45 metros su diámetro exterior). ¡Una pasada!
Dicen que las mejores vistas panorámicas que ver en Estambul las tienes desde lo alto de la Torre Gálata (previo pago y con paciencia para esperar la cola interminable). Yo no llegué a subir por falta de tiempo. Eso sí, aunque no te emocionen las alturas, tienes que acercarte a ver la torre por fuera y disfrutar del ambiente de esa zona. Merece la pena.
PLAZA TAKSIM, LA ZONA MODERNA QUE VER EN ESTAMBUL
La Plaza Taksim es considerada el corazón de la moderna Estambul y puedes recorrerla en este free tour por Taksim. Se encuentra en la parte europea de la ciudad y está repleta de tiendas y restaurantes. En esta plaza está el Monumento al Aguador y el Monumento a la República. Aquí se celebran eventos públicos, celebraciones sociales y manifestaciones políticas. Aunque mucho menos acogedora que la de Sultanahmet, la plaza Taksim merece una visita para ver el contraste entre la zona moderna y la tradicional de Estambul.
PASEAR POR LA AVENIDA ISTIKLAL
Istiklal es una de las avenidas más famosas que ver en Estambul. Antiguamente era conocida como Grande Rue de Péra, donde vivían los comerciantes genoveses y venecianos en época bizantina.
Esta avenida se extiende desde la Torre Gálata hasta la plaza de Taksim. Te recomiendo pasear sus casi tres kilómetros de longitud. Allí verás desde boutiques de lujo, pastelerías en las que es difícil resistirse a picar algo dulce, chocolaterías, restaurantes y pubs. Y lo más curioso, un viejo tranvía que recorre la avenida en ambos sentidos. No te vayas sin visitar dos calles perpendiculares a la avenida Istiklal: Nevizade Sk. y Çiçek Pasajı.
Hasta aquí los 15 imprescindibles que ver en Estambul. Si te ha gustado el artículo, envíaselo a tus amigos y familiares. Me hace ilusión y… ¡es gratis!
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